PROGRAMA 3 de mayo  de 2010

LUIS ORTS

Nacido en 1859 en plena huerta de La Ñora, muestra en su obra un sentido

conservador de la existencia en todos los aspectos y trata con frecuencia asuntos de naturaleza religiosa. Como en otros escritores costumbristas, trata de los problemas de la huerta, pero de un modo edulcorado, optimista, lo que quita realismo a su obra. Suele utilizar el dialecto murciano para los diálogos, mientras que el castellano lo usa para los párrafos descriptivos o narrativos. Publicó Vida huertana, como colección de "Artículos de costumbres de la Vega de Murcia" en 1908. En 1923 publicó su novela Mariquita la Dibuja que trata del "rapto de la novia a la murciana" y, en 1929, su novela de costumbres Santiago el Ranero, en la que el protagonista, que regresa del servicio militar, se enamora de Rosario; es curioso que, al pasar por dificultades, el protagonista se va a trabajar a las minas de La Unión, lo que, según se explica, era normal en aquella época.

Es muy conocido y celebrado su romance El desperfollo, que trata de esa labor típica en la huerta, retratando su ambiente de modo muy acertado.

Es muy interesante el trabajo Consideraciones lingü.sticas críticas sobre el texto

costumbrista (a propósito de de textos costumbristas murcianos), de Manuel Martínez Arnaldos. En él se hace un estudio comparativo, muy riguroso y documentado, entre Luis Orts y Jara Carrillo, decantándose el autor por el primero, con frases como "lo estereotipado de Carrillo es proverbial. El descriptivismo de Orts es preciso, natural".

De este autor se ha seleccionado

EL DESPERFOLLO

-¡Vaya un trajín y unjaleo

qu'hay, Mari Pepa, en ca El Zorro!

Toas las mozas del partía

están en el desperfollo.

Hay coplas de picaillo,

canciones cantás a coro

malagueñas y parrandas,

pero parrandas, ¡demonio!

de aquellas que se cantaban

en nuestros tiempos de mozos,

con tóa su sal y su ese,

que nos daban tanto gozo.

Luego se armó un rebullicio

de chillíos, y el Bartola,

tu hijo, qu' es tó un burrueho

de los que ya quean pocos,

dio un repullo contra un tronco

como pa tomar más juerza,

relinchando como un pOtTO

y enseñando una panocha

colará, cruzó to el corro

y se fue flechao a Fuensanta ...

y como si fuera un locoe dio un abrazo tan fuerte

que el mesmo Patricio el Zorro

tuvo que desengancharlo

con la horqueta, poco a poco.

-¿No me oyes, Mari Pepa?

-¡Claro, Pencho, que te ayo!

-¿ y que te paece? -¡Ná!;

¡Qué he de icirte!, que Bartola

es tu hijo, y es sabía

gue la rama sale al tronco.

¿Es que ya no te recuerdas

eomo nos hicimos novios?

-Tiés razón, no m'acordaba

que salió de un desprefollo.

Pos, mira lo que te digo:

enciende la lumbre pronto,

coge un capazo tomates

y un conejo qu'esté gordo,

y hazlo frito, qu' entremedias

vaya llamar al Bartola

pa celebrarlo esta noche.

                                                 ¡Y que viva el esprefollo!